TENER UN CORAZÓN PREPARADO PARA RECIBIR DINERO DE DIOS UN FACTOR DETERMINANTE PARA PROSPERAR EN EL AREA DE LAS FINANZAS

TENER UN CORAZÓN PREPARADO PARA RECIBIR DINERO DE DIOS UN FACTOR DETERMINANTE PARA PROSPERAR EN EL AREA DE LAS FINANZAS


El motivo correcto es un principio sine qua non, por ende e inalterable para recibir las bendiciones de Dios.

En la primera carta del Apóstol Pablo a Timoteo, hace mención de este principio, en el capítulo 6 el verso 10, dice: “…porque raíz de todos los males es el amor al dinero...” Pablo no condena la posibilidad de tener dinero, sino el que hagamos del dinero la fuente de nuestro existir.

Observa que el problema no es que tú tengas dinero, sino que el dinero te tenga a ti. Cuando no vacilamos e invertimos y contribuimos con nuestro dinero para el beneficio del Reino, damos por sentado que Dios es nuestro benefactor y que es la única fuente, y esta aptitud nos muestra que nuestro motivo en cuanto el dinero es correcto.

El amor al dinero trae como resultado: tentaciones, codicias, ruinas, perdición, competencia, traición, celos, envidia, engaños, mentiras, hasta extravíos de la fe, entre otras cosas. Por esta causa es de suma importancia mantener un motivo muy correcto para la adquisición del dinero. Todas estas acciones negativas son frutos de una raíz llamada el “amor al dinero”.

   “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse (a cualquier precio apresuradamente) caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. (1ª Timoteo 6:6.10).

El término “Amor” en referencia al dinero como lo presenta Pablo en su escrito a Timoteo es del griego “Philarguria” que indica una codicia interna llena de perversidad y lujuria, la cual es una raíz de donde procede y se alimenta cualquier tipo de acción negativa con el fin de conseguir un objetivo, que en este caso es enriquecerse a costa de cualquier precio.

El amor al dinero en su fhilarguria tiende hacer a una persona egoísta. Si lo que le mueve es el deseo de riquezas, no le importa sus semejantes ni lo que estos tengan que perder para él obtener todas las ganancias y quedarse con la mejor parte. El deseo de riquezas fija el pensamiento de una persona en sí mismo, convirtiéndose los demás en meros instrumentos que usa y utiliza para lograr su objetivo, y en otro caso ve a sus semejantes como obstáculos para obtener riquezas y busca la forma de cómo quitarlos del paso.

Tenga presente, que toda persona que se mueva en Philarguria lleno de perversidad y lujuria a causa del dinero, su crecimiento y su estado financiero quedara interceptada por la providencia Divina por causa de cercenar la posibilidad de recibir de Dios los más grandes recursos financieros.

En el verso once al diecinueve del mismo capítulo Pablo le presenta a Timoteo las virtudes de un hombre lleno del ágape de Dios que es el contraste de la Philarguria, y a su vez le da mandamiento de batallar en contra de este flagelo que lo puede llevar el caos o a la destrucción total. Observemos el pasaje.

“Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno Amén. A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.

Pablo no dijo que lo malo está en tener dinero, sino en tener “amor al dinero”.

Jesús dijo: “Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón” (Mateo 6:21). Lo que Jesús quiso decir fue: “Tú invertirás el dinero donde tengas el corazón” y esto es corroborado en una escena que Jesús tuvo con un joven rico.

Lucas el evangelista y medico amado se declara el caso que Jesús tuvo con este joven; si analizamos el sentido de lo sucedido podemos entender, que el motivo y propósito de Jesús no era que el joven se quedara sin dinero, sino que tuviera un encuentro consigo mismo y conociera así el orden de prioridades, ya que para él estaba primero su dinero que los pobres. Detallemos el pasaje.

18Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 19Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios. 20Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. 21Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. 22Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 23Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. 24Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen8 (fpilarguria por las) riquezas! 25Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios…” Lucas: 18.25.

Dios tiene muchos recursos pero no ha conseguido a quien entregárselos. Según la Palabra, Dios anhela conseguir en quien depositar sus recursos. El texto dice:“Los ojos de Jehová contemplan toda la tierra buscando hombres que tengan motivos correctos en su corazón para depositar en ellos todo su poder” (2ª Crónicas 16:9).

Debemos entender que todo lo que vayamos a recibir en capacidad (desde el punto de vista cuantitativo) de parte de Dios, está en proporción directa de la capacidad (desde el punto de vista cualitativo) que tengamos para recibir.

A continuación voy a dar unos textos que corroboran lo antes dicho:

“A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad” (Mateo 25:15).
Observe que el texto dice que se dio de acuerdo a la capacidad que tenían los que habían de recibir. Más adelante en los versos 28 y 29, se demarca con mayor ahínco la necesidad que se requiere de tener capacidad para seguir recibiendo de Dios. Analicemos los textos mencionados.

“…Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado…” (Mateo 25:28.29).

Si analizamos el pasaje, nos podemos dar cuenta de que se le va a quitar al que no tiene lo que tiene. En este caso, lo que tiene es el capital que indica la inversión, y lo que no tiene es ganancia que demuestra su incapacidad. El capital que se le quitó al que no obtuvo ganancia, se lo dan al que sí obtuvo y demostró su capacidad para producir, para aumentarle el capital para que obtuviera más ganancia.

Esto indica que Dios siempre que va a invertir sus recursos en el Reino, lo va hacer para ganar, no para perder. Jamás Él le entregará sus bienes a quien no tenga capacidad para recibir. Pasemos a dar otro ejemplo para mayor comprensión:

“Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden…” (Marcos 2:22).

La razón es que el odre viejo no tiene “capacidad” para mantener el vino nuevo, porque la fermentación del vino hace que el odre se rompa. Jesús es claro en el asunto, Él dice que por causa de la incapacidad del odre para mantener el vino hay pérdidas tanto en el vino como en el odre; volvemos a lo mismo: Dios no va a invertir para perder.

En el 2º libro de Reyes 4:1.7, dice que el aceite de la tinaja no fluyó por causa de no haber tinas vacías; observe que no había capacidad para vaciar el aceite fluyente a causa del milagro. La fluidez del aceite dependía de la capacidad.

El Apóstol Pablo es muy claro en cuanto al asunto de la capacidad, y lo estableció como principio.

Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo” (Gálatas 4:1.2).

Observe que el heredero y el esclavo tienen un denominador común, que ambos no pueden recibir la herencia. El esclavo por no ser heredero, y el heredero por no tener capacidad por su niñez, que demuestra su inmadurez y su incapacidad.

El término que se utilizó del griego para hacer referencia a la niñez, es “Nepios”,que demarca una condición inmadura, inexperta, sin habilidad. Tiene que ver con no tener noción de las cosas, un neófito, incapaz. Jamás Dios confiaría sus recursos a alguien con estas características. Él sabe que es perderlo todo.

En Mateo se nos da una enseñanza que pocos la han captado, y que tiene que ver con el motivo correcto o incorrecto del corazón en el área financiera.

 En Mateo 6:19.21, Jesús dice: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; haceos tesoro en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

Luego en el mismo capítulo verso 24, Jesús complementa el pensamiento diciendo:“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”.

Pero en medio de esos dos pensamientos Jesús expone lo que los teólogos han denominado “La lámpara del cuerpo”, tema que sin lugar a dudas tiene que ver con finanzas y el motivo del corazón. El texto dice: “La lámpara del cuerpo es el ojo; Si tu ojo es bueno (si tu mirada es sincera, si miras en la forma correcta, estás sano en cuanto al motivo) todo tu cuerpo está lleno de luz; Pero si tu ojo es maligno (si tu mirada no es sincera, estás mal en cuanto al motivo) todo tu cuerpo está en tiniebla tienes que arrepertirte” (Mateo 6:22.23).

Si analizamos en forma correcta, usando los medios de interpretación que nos presenta la hermenéutica, tomando en cuenta la ilación del pensamiento y el texto con su contexto, podemos notar que el tema que Jesús viene tratando en el verso 22 y 23, titulado “La lámpara del cuerpo”, hace referencia al motivo correcto del corazón en el área financiera; de no ser así, quebrantaríamos los principios de la hermenéutica como medio de interpretación, descontextualizando el texto presente, del texto que le antecede y del texto subsiguiente.

Es imposible que Jesús esté tratando en los versos del 19 al 21 un tema financiero, como también lo hace en el verso 24, y que en el desarrollo de los versos 22 y 23, que están en el centro del pensamiento, no esté haciendo referencia a las finanzas.

En el primer pensamiento que Jesús presenta en los versos 19 al 21 trata el caso de no hacer tesoros en el cielo acto que tiene que ver con finanzas relacionado al motivo del corazón. En el segundo pensamiento registrado en el verso 24 Jesús trata el caso de no poder servir a dos señores acto que está relacionado con el motivo del corazón en el área financiera. Es lógico entender por la ilación del pensamiento que en los versos 22 al 23 que está en el centro de los demás pensamiento Jesús esté haciendo referencia al motivo del corazón en el área financiera cuando expresa el caso de la lámpara del cuerpo.

Tomando en cuenta esta verdad que Jesús presenta, debemos cuidarnos de que el motivo del corazón sea el correcto en el área financiera.

Nota: El indicativo que me muestra a mí que estás preparado para recibir de parte de Dios riquezas, por tener motivos correctos en el corazón, es cuando eres fácil para dar, cuando te desprendes de lo material para alcanzar lo espiritual, cuando para ti vale más lo de Dios y todo lo relacionado a Él que tu dinero y tus bienes. Según las Escrituras, la generosidad es un principio para prosperar, y ésta tiene que ver con el motivo del corazón. Quien no es generoso con sus bienes, no es acto para recibir las abundancias de Dios.

“…el generoso pensará generosidades, y por generosidades será exaltado” (Isaías. 32:8).

Jesús dijo: No podéis servir a Dios y a las riquezas”. El término que se utilizó para hacer referencia a las riquezas es del arameo "Mamón" que indica el Dios de las riquezas.

El término "Mamón" En sí mismo no indica ni representa el dinero sino a la codicia que se tiene por el dinero, hasta el punto que le quitas al dios Mamón su lugar, ocupando ese lugar para hacer del dinero un presente para ti mismo. Es decir: La codicia que se tiene por el dinero es un Mamón interno en ti.

Proverbios 11:28 dice: “El que confía en su riqueza caerá; pero los justos reverdecerán (prosperarán) como las hojas verde”.

Hay dos áreas en las que el hombre debe aprender a serle fiel a Dios: la adversidad y la prosperidad.

El Rey y Sabio Salomón registra lo expresado por Asur hijo de Jaqué cuando dijo:“No me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte y blasfeme el nombre de mi Dios” (Proverbios 30:8.9).

La adversidad: Si no la dominamos puede llevarnos a renegar de Dios.

La prosperidad: Si no la dominamos puede llevarnos a olvidarnos de Dios.

 e-mail: josebriceno77@hotmail.com - www.reformatv.net.ve
Teléfonos: 0416 860-76-02/0414-650-99-92
Busca los videos del Maestro: Jose Briceño por “YOUTUBE.COM” y conectarse por “FACEBOOK”
VENEZUELA – MARACAIBO.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Quiénes son tomados y quienes son dejados? según Mateo 24:40.42

LOS PADECIMIENTOS DE JESÚS - LA PASIÓN DE CRISTO

DEFINICION DE LA PARABOLA DE LAS DIEZ VIRGENES. (Mateo 25:1.31)